Distinguir correctamente entre activos fijos y circulantes es fundamental para gestionar de forma eficiente los recursos de cualquier empresa y maximizar su rentabilidad a largo plazo.
¿Qué es activo fijo y activo circulante?
El activo fijo hace referencia a aquellos bienes o recursos de una empresa destinados a servir de forma duradera en su actividad y que no pueden convertirse fácilmente en liquidez. Algunos ejemplos son: maquinaria, equipos, instalaciones, terrenos, edificios o mobiliario.
Por otro lado, los activos circulantes son recursos que una empresa espera transformar en efectivo en un período inferior a un año. Incluye elementos como efectivo, inversiones a corto plazo, cuentas por cobrar e inventarios.
Activo circulante
El activo circulante es el conjunto de partidas contables que la empresa estima convertirlo en efectivo lo más pronto posible. Son activos que se transforman en dinero de forma inmediata o a más tardar un año. El mecanismo que operan estos activos es recurrente, es decir, se mueven cada día en las actividades de la empresa y son de uso inmediato y fácil para ser vendido o negociado.
Los activos circulantes son considerados activos importantes para el ente económico ya que sus características permiten conseguir liquidez rápida para cubrir gastos y demás deudas u obligaciones.
Activo fijo
El activo fijo es denominado por ser un activo no circulante o inmovilizado ya que es lo opuesto al activo circulante. Los activos fijos son partidas de la contabilidad que no se espera vender ni recibir un retorno económico antes de un año. De hecho, son activos que contribuyen con las operaciones que desarrolla la empresa y que si se desea transformar en liquidez deberá superar un periodo de doce meses dentro de la compañía.
Los activos fijos son utilizados para que las empresas pueden progresar económicamente ya sea colaborando con el desempeño de las actividades tanto en producción o comercialización, así también en inversiones y derechos que serán remuneradas a largo plazo.
Diferencia entre activo fijo y activo circulante
Los activos fijos y circulantes se diferencian principalmente en función de su grado de liquidez y su destino dentro de las operaciones de la empresa. Los activos fijos tienen una baja liquidez ya que representan bienes de larga duración que sirven para las actividades operativas regulares de la empresa. Por otro lado, los activos circulantes tienen alta liquidez porque se espera convertirlos en efectivo en menos de un año.
Otras diferencias importantes son:
- Los activos fijos se deprecian a lo largo del tiempo, los circulantes no.
- Los activos fijos no están destinados a la venta, los circulantes sí.
- Los activos fijos se adquieren para uso continuo, los circulantes son transitorios.
Cuentas de activo fijo y activo circulante
Entre las principales cuentas que forman parte de los activos fijos se encuentran:
- Terrenos
- Edificios e instalaciones
- Maquinaria y equipo
- Mobiliario y enseres
- Equipo de transporte
- Equipos informáticos
Por otro lado, las cuentas típicas de los activos circulantes son:
- Efectivo y equivalentes
- Inversiones financieras temporales
- Cuentas por cobrar
- Inventarios
- Pagos anticipados
Cada una de estas cuentas debe ser gestionada de forma diferente para optimizar su rendimiento. Por ejemplo, las existencias en inventario deben rotar con rapidez para evitar obsolescencia, mientras que los activos fijos como maquinaria se utilizan de forma continuada y se deprecian en plazos más largos.
¿Por qué es importante distinguir entre activo fijo y activo circulante?
Distinguir correctamente entre activos fijos y circulantes en el balance general de una empresa es importante por varias razones:
- Permite evaluar con mayor precisión la liquidez y solvencia de la empresa.
- Sirve para planificar adecuadamente las necesidades de financiación.
- Ayuda a identificar cómo se utilizan los recursos en las operaciones.
- Determina el ritmo al que se reemplazan los activos.
- Influye en el cálculo de ratios financieros clave.
- Aporta información para estimar el valor de la empresa.
En definitiva, realizar una clasificación certera de estos activos posibilita una gestión más eficiente que maximice la rentabilidad del negocio.
¿Cómo clasificar correctamente los activos fijos y circulantes?
Para clasificar correctamente activos fijos y circulantes se deben considerar varios criterios, entre ellos:
- Destino y uso dentro de las operaciones.
- Grado de liquidez.
- Vida útil o duración prevista.
- Finalidad de generar beneficios futuros.
- Capacidad de ser convertidos en efectivo.
Por ejemplo, un terreno adquirido para construir una nueva planta de producción se consideraría activo fijo, ya que será empleado por varios años para las actividades operativas. En cambio, la materia prima almacenada para fabricar productos tendría la clasificación de activo circulante o corriente.
Realizar análisis periódicos para identificar y documentar todas estas características en los activos es importante para garantizar una clasificación precisa que repercuta en una mayor utilidad de la información financiera de la empresa.
Relación entre activo fijo y activo circulante
Aunque activos fijos y circulantes son diferentes, se complementan para el correcto funcionamiento del negocio. Existe una estrecha relación entre ambos:
- Los activos circulantes financian parte de los fijos en el corto plazo.
- Los activos fijos dan soporte para generar activos circulantes con mayor eficiencia.
- Debe existir un equilibrio entre fijos y circulantes según el sector.
- Un exceso en activos fijos puede afectar la liquidez de la empresa.
En conclusión, mantener una proporción balanceada entre estas dos clasificaciones de activos es esencial para obtener beneficios, solventar las operaciones diarias y maximizar el potencial productivo del negocio con una inversión óptima de recursos fijos y circulantes.
¿Cómo afecta la gestión de activo fijo y circulante a la rentabilidad de una empresa?
La rentabilidad de una empresa depende directamente de qué tan eficientemente se gestionen tanto los activos fijos como los circulantes.
Una gestión inadecuada de los activos fijos puede derivar en:
- Exceso de capacidad ociosa en plantas, maquinaria, etc.
- Obsolescencia de equipos por no renovarlos a tiempo.
- Costos excesivos de mantenimiento y reparaciones.
- Deterioro del valor de los activos por falta de mantenimiento.
Todos estos factores impactarían negativamente en la productividad y las utilidades.
Asimismo, una administración deficiente de los activos circulantes también perjudica la rentabilidad de distintas formas:
- Bajo nivel de liquidez para operaciones y pagos.
- Excesivo dinero ocioso por falta de inversiones rentables.
- Altos costos financieros por préstamos innecesarios.
- Pérdida de ventas por insuficiencia de inventarios.
Por todo esto, maximizar la eficiencia tanto de los activos fijos como circulantes a través de una gestión integral es indispensable para incrementar la productividad, reducir costos operativos, potenciar ventas e impulsar la rentabilidad empresarial.
Ejemplos de activos fijo y activos circulantes
Algunos de los ejemplos más comunes de activos fijos y circulantes son:
Activos fijos:
- Terrenos y edificaciones utilizados para operaciones de la empresa.
- Maquinaria de producción textil en una fábrica.
- Equipos de transporte como montacargas.
- Mobiliario de oficina de la sede de la compañía.
Todos estos activos se utilizan de forma continua para las actividades operativas y tienen una vida útil superior al año.
Activos circulantes:
- Efectivo en caja y bancos para solventar pagos.
- Inventarios de materia prima para producción.
- Productos terminados listos para la venta.
- Cuentas por cobrar de clientes.
Son recursos destinados a convertirse en efectivo a corto plazo, no superando en la mayoría de casos el año de duración.
Conclusión
Realizar una correcta clasificación de activos fijos y circulantes en una empresa, así como gestionar ambos tipos de forma balanceada y eficiente, resulta indispensable para maximizar la productividad y rentabilidad del negocio a partir del aprovechamiento óptimo de los recursos.
Identificar las características de liquidez, vida útil y destino operativo de cada activo es clave para determinar su categorización como fijo o circulante. Asimismo, mantener un equilibrio entre ambos mediante una inversión estratégica según la industria y necesidades operativas incrementará el potencial financiero a corto y largo plazo.